{ Arigato okasan! }

Hola a todos n_n tanto tiempo sin subir nada nuevo... puff, han pasado miles de cosas que.. bueno simplemente me mantuvieron pensando en muchas cosas y la verdad mi cerebro no estaba preparado para nada, ni escribir, ni editar ni mucho menos actualizar mi blog. Sinto el haber desaparecido así, pero ya regresé y espero esta vez si mantenerme constante. Y bueno en esta ocación quise compartir con ustedes un pequeño fic autoconclusivo que escrivbí hace días nada más...  
Me ha encantado escribir este fic. Es de esas pocas veces que termino conforme con lo que hago. Además quería contarles que salió de la nada, simplemente estaba escuchando el OST de ef~ a tales of memories y pues, no sé, las escenas aparecieron solitas. Así que es medio improvisado jaja, pero espero que les guste y cualquier opinión la comenten para mejorar y eso :3
Gracias por leerme n//n


Ficha Técnica:

  • Nombre: Arigato okasan!
  • Temática: Fantasía, drama.
  • Estado: Terminado.
  • Personajes principales: Miki & Sora.
  • Sinopsis: Una niña se siente muy apenada por la muerte inesperada de su madre y en su desesperación huye de casa para estar sóla e intentar olvidar todo lo que le está pasando. Perdída bajo la lluvia y en medio de la gran ciudad conocerá a alguien que la rescatará de aquella trsiteza, su ángel guardian.
  • Capítulos: I (Autococnlusivo) 
  

  Arigato okasan!

- Las gotas... -

Mis ojos estaban empapados, desbordaban miles y miles de cristales que parecían brillar más fuerte con la luz de la Luna dando una sensación tan nostálgica, como si ellos mismos estuvieran llorando por mí, tratando de aferrarse a mis mejillas. El pecho me ardía, y no era el dolor que había podido sentir hasta ahora, era un fuego que quemaba desde lo más profundo, que consumía lentamente lo que aún quedaba de aquel corazón ya casi desvanecido.

Las rodillas aún me sangraban, como pude resguardé mi cuerpo debajo de un pequeño techo perteneciente, al parecer, a la salida trasera de uno de los restaurantes de la calle lindera. Mientras abrazaba mi frío cuerpo dejé que mis ojos se cerraran, supongo, tratando de olvidar todo aquello que tanto dolor me causaba. Finalmente tras un ligero suspiro desaparecí, perdida en medio de aquella brillante y extraña ciudad.

-Hey... Vamos, despierta, no me asustes...-

Apenas audible pude sentir la voz de alguien muy cerca mío. Parecía estar hablándome a mí, aunque el sonido de la lluvia por poco me permitía distinguir siquiera si lo que había escuchado era una voz o el murmullo del viento soplando en mis oídos.

-Mmm.... debe de estar dormida. Tú! reacciona, aquí hace mucho frío, vamos.. que empiezo a congelarme yo también!-

Y por fin mis ojos lograron abrirse. El sueño me había llevado a lugares maravillosos, pero aquí estaba, sentada en medio de un callejón y delante de mí una completa extraña preocupándose por mí. Ya era de noche y la lluvia parecía no tener planes de detenerse pronto. La figura de aquella muchacha se veía borrosa, no supe si el brillo que emanaba se debía a un reflector detrás suyo o realmente se me había presentado un ángel guardián. Me quedé simplemente atónita al ver sus ojos, claros y tan puros como un manantial.

-Y-yo... -

Mi voz se quebraba al intentar pronunciar palabra. Era mi garganta irritada y la extraña sensación que aquella dama lograba generar en mí

- Yo...-

Pero seguía sin poder comenzar al menos una frase. De pronto su mano se posó sobre mi brazo y tomándolo con seguridad, pero con una delicadeza digna de un hada, me levantó y me arrastró tras de sí.

- Espera, qué haces?!-

La sorpresa llegó no al ver como mi cuerpo se deslizaba casi flotando detrás de aquella chica, sino en cuanto me percaté que eso que estaba sucediendo me hacía... me hacía sonreír y sentir una calidez indescriptible. Seguí, seguí corriendo, ahora también aferrando mi mano a la suya, sintiendo el tacto de su piel con la mía, percibiendo su suavidad. Al alcanzarla y finalmente colocarme a su lado mi corazón palpitó más fuerte que nunca hasta entonces. Ella sonreía y eso fue todo lo que necesité para comenzar a llorar de nuevo. Las lágrimas corrían através de mi cara y caían al suelo perdiéndose entonces con las gotas de lluvia.

De pronto ella se detuvo. Sus ojos, esos que me habían dejado hipnotizada hacía varios minutos atrás se clavaban directo en mis pupilas y pude sentir como si estuviera viendo através de mí. Me puse algo nerviosa, incómoda si se quiere. Como si alguien estuviera descubriendo todos mis secretos. Era muy vergonzoso.

-Qué tienes?.. ¿te lastimé? Perdón si te asusté, no he querido hacerlo. Pero es que si te dejaba ahí, pues la verdad si te dejaba ahí sola por la noche no hubiera podido dormir. Además, no es correcto que una niña ande tan tarde por la ciudad, y menos mojándose de esa manera. Dime, ¿por qué llorabas así antes?-

Su voz era suave y a la vez reconfortante. Nuevamente se preocupaba por mí, y yo que no sabía cómo reaccionar me limité a mirar el suelo algo sonrojada mientras secaba rápidamente y con algo de brusquedad mis lagrimas. Me quedé así hasta que terminó de hablar y al oír su última pregunta mi corazón se detuvo de inmediato. Un frío gélido invadió mi cuerpo, mis ojos se abrieron de par en par y sin más me apuré a responder.

-Yo no estaba llorando!-

Al notar que mi voz se había elevado más de la cuenta traté de disculparme. Esta vez mirando el suelo fijamente.

- Es que... no importa. Y no, no me has lastimado, sólo me sentí muy f-fe...-

No podía continuar. Estaba roja como un tomate, no sabía por qué y para peor, aún no conocía a mi ángel de la guarda. Era bastante ilógico decir algo así a una completa desconocida. Tomé algo de coraje y regresé mi mirada hacia sus ojos, por un momento creí que estos brillaban de forma poco natural, como si se tratara de un ser mágico, pero tras sacudir mi cabeza, intentando acomodar mis pensamientos pude fijar de una vez por todas mis ojos en los de ella y continuar.

-No quiero ser descortés, pero, ¿quién eres? -

Repentinamente su expresión cambió, una gran sonrisa se dibujo en su rostro y dando pasos lentos hasta mí me tomó entre sus brazos y en medio de un susurro me respondió.

-Que bueno que estés bien. Solo quiero que seas feliz. No llores más por favor, eso me hace entristecer. Solo necesitas saber esto, Miki-chan, nunca estarás sola, siempre estaré ahí para cuidarte. Y si alguna vez estas tu corazón sufre, tu madre cuidará de él hasta hacerlo sanar.-

Sus brazos cubrieron todo mi cuerpo lentamente, su cabello negro apenas tapó mi rostro y tras darme un dulce beso en la mejilla un millar de luces turquesa estallaron frente a mí, flotando como burbujas hasta desvanecerse en el cielo.

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Hace ya un mes de aquel mágico acontecimiento. No he querido contárselo a mi hermana pues sé muy bien que jamás me creería. Las cosas para mí han marchado bien desde entonces, aunque aún extraño mucho a mi madre. Ahora que no está más, papá, Eris y yo hemos logrado cumplir todas sus tareas y claro, sus comidas no son lo mismo que las de mamá, pero al menos lo intentan.

Hoy decidí ir a visitarla y si no me apuro llegaré tarde al colegio.

-Ya me voy!

-Envíale mis saludos a mamá, hija. Y no olvides ll el ramo de lirios azules, eran sus favoritos...

-Lo sé papá. Mamá se pondría muy contenta si los viera, no crees?

Apenas terminé de decir eso sentí una mano posada sobre la mía al abrir la puerta. Era ella, lo sabía. Sonreí y tras despedirme salí corriendo al cementerio.

-Gracias, mamá!-


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